Desde el año 1800 se ha ido desarrollando un modelo científico de interpretación de lo que no vemos, que hemos resumido en el espectro electromagnético.

 

En el siglo XIX, la radiación infrarroja fue considerada la radiación de mayor interés tecnológico, lo que propició la aceptación de la cultura del calor y la termodinámica, que perdura en la actualidad.

 

Esta interpretación parcial nos ha llevado a calentar el planeta, destruir vida, pegarnos por las fuentes de energía infrarroja y excluir a quienes no tienen acceso a esas fuentes de energía.

Poco a poco, en el siglo XXI empezamos a familiarizarnos con la radiación ultravioleta y su relación con la biología, la energía y la ecología.

 

Finalmente, acabaremos teniendo una visión más completa de la energía, la ecología y el cambio climático en el proceso que denominamos transición ecológica.